09 julio, 2011

Los que luchan. Osvaldo Bayer

La gran sorpresa. A los 83 años me tocan el timbre de “El Tugurio”, el querido sucucho donde vivo y donde hay sólo libros. Son jóvenes que me miran y sin rodeos me ofrecen participar de las próximas elecciones en nuestra organización de trabajadores de prensa. No puedo creerlo. Repaso mi memoria: hace justo medio siglo que fui secretario general del Sindicato de Prensa, como se llamaba antes nuestra entidad. Y les respondo: hay que darle paso a la juventud. Pero no. Analía García me insiste: es verdad, me dice, queremos que encabeces nuestra lista.
Me miro al espejo: tal vez tenga que teñirme el pelo y cortarme la barba, me digo. Pero comienzo a recordar a los amigos que lo dieron todo por un poco más de dignidad en la información del pueblo y en la organización de los que se comunican con la sociedad. Se me aparece en el espejo aquel joven Emilio Jáuregui, asesinado en la calle por los sicarios pagos de siempre. ¡Cuántas ganas de dignificar la vida, el trabajo, lograr una verdadera democracia. Y ahí está sentado en el sillón de siempre de mi vieja biblioteca el mejor amigo de aquella época de luchas y sueños, Rodolfo Walsh, quien me viene a explicar porqué hay que construir las bases de la CGT de los Argentinos, Rodolfo, el mejor. El de los sueños y el coraje. El periodista por excelencia, el que informa, no el que desinforma.

Me miro al espejo y se me aparece de nuevo Emilio Jáuregui, sonriente como la última vez. Y me explica lo que debe ser periodismo y democracia. Un pibe, y ya en eso, increíble. Y Rodolfo Walsh me lleva a una villa y me pregunta: ¿informaste alguna vez de esto? Ante mi silencio, me dice casi a los gritos: ¿y qué estamos esperando?

Emilio Jáuregui, Rodolfo Walsh, me digo, tendrían que estar sus retratos en todas las redacciones argentinas. Querían que se informara sobre la verdad de nuestra sociedad, nada más que la verdad. Eso es todo lo que soñaban. Los mataron a balazos. Nuestra sociedad. La Argentina: “Ved en trono a la noble Igualdad. Libertad, Libertad, Libertad”.

No puedo negarme. Es un privilegio que gente joven lo tome del brazo a un viejo de bastón y lo ponga adelante. Sí, los voy a acompañar y les voy a hablar de mi experiencia, de los errores que cometimos, del paso lento pero firme que hay que tener para salir adelante y no repetir derrotas. Para que la información ayude a terminar con una sociedad violenta como la nuestra. Para informar y movilizar y terminar con nuestro grandes problemas: acabar para siempre con ese ominosa cifra del tres y medio por ciento de nuestros niños con hambre, ser capaces de dar un techo digno a todas las familias y acabar con las villas, y lograr una sociedad que tenga trabajo para todos. Esa debe ser la información. Llevar a primera página los problemas sociales y cómo resolverlos. El debate. Difundir ideas. El no a la corrupción, el no al poder omnímodo y la figuración. Avanzar con la opinión de todos ante las verdades demostradas.Rodolfo Walsh y Emilio Jáuregui me sonríen y me dicen: eso.
Vuelvo y a los jóvenes que han venido a ofrecerme a participar de su lista, les digo: acepto. Estaré con ustedes, con bastón, pastillas contra la tos y me teñiré las canas. Pero con toda la experiencia y el recuerdo del ejemplo de los que cayeron por una sociedad más justa.

Volveré a ser joven.

20-09-2010